Medio Ambiente / Residuos y Reciclaje
La uralita se utiliza en tuberías, depósitos, techos o canales pluviales, entre otras muchas cosas. El material comúnmente conocido con este nombre es el fibrocemento con amianto u otras fibras orgánicas, minerales y/o fibras inorgánicas sintéticas, que adoptó la denominación de la empresa que lo produce. Las principales aplicaciones son el revestimiento, aislamiento e impermeabilización de estructuras.
Originalmente, las fibras de refuerzo del fibrocemento eran de amianto o asbesto. Pero, al demostrarse que es una sustancia potencialmente cancerígena, se empezaron a usar otros materiales. Desde los años 90, se empezaron a utilizar otros tipos de fibras, como fibras de celulosa, fibras vinílicas, o, principalmente, fibra de vidrio. Este último ha sido el más aceptado por no ser nocivo para la salud y tener mejores propiedades.
A partir de diciembre de 2002, se prohibió la fabricación de materiales con amianto en España. Esta normativa, no obstante, no afectaba a los materiales ya instalados, que pueden seguir utilizándose hasta el final de su vida útil, un periodo difícil de calcular. Según la publicación “Materiales con amianto en viviendas: guía práctica” del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, de 2014, “los materiales con amianto tienen un ciclo de vida entre 30 y 50 años”. Por lo tanto, aún quedan muchas instalaciones de uralita producida con amianto.
La parte tóxica de la uralita es la fibra de amianto. Los más peligrosos son los que se deshacen y se convierten en pequeños trozos, polvo o fibras que se esparcen por el aire. Los problemas para la salud surgen, por lo tanto, cuando se manipula la uralita y, especialmente, cuando está en un avanzado estado de deterioro. Las fibras, indetectables a simple vista, pueden adherirse a la ropa o acumularse, siendo perjudiciales más adelante.
Resulta importante, por lo tanto, tomar precauciones a la hora de manipular este material, ya que la exposición a él puede provocar problemas de salud. Lo más peligroso es la exposición continuada a gran concentración de este material, pero debe evitarse todo tipo de contacto.
La retirada de uralita no debe hacerse por cuenta propia, sino que se debe acudir a los servicios de una empresa especializada, que sabrá cómo proceder y dónde tirar las planchas de este material.
Las condiciones de gestión de retirada de amianto en España están recogidas en el Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo. Según esta normativa, para impedir una contaminación del aire, se utilizarán sistemas de extracción para retirar las fibras. Los materiales que se retiren deben ser almacenados y transportados en contenedores cerrados, etiquetados debidamente para informar de su contenido.
Además, al ser un material tóxico, se debe depositar en vertederos autorizados donde lo gestionarán de manera adecuada. Cualquier procedimiento erróneo podrá suponer multas e incluso penas de cárcel para el infractor.
La retirada propiamente dicha no es un proceso complicado, pero las precauciones que deben tomarse sí son muy minuciosas. Las empresas autorizadas para realizar este trabajo en España están inscritas en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA). Este registro lo gestiona cada comunidad autónoma.
Fuente: Ecoembes